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Durante las últimas horas hemos conocido que el parlamento , y particularmente la Cámara de Diputados, ha despachado a ley la anhelada normativa que reduce los trámites estatales para efectuar inversiones, comúnmente conocida como la “Ley de Permisología”.

En un país que ha reducido notablemente sus niveles de inversión privada, teniendo que muchas veces reemplazarla con gasto público a fin de controlar niveles de desempleo, una ley como la mencionada viene a entregar algo de tranquilidad a un sector que ha debido enfrentar serios problemas a partir de la burocracia que significaba, hasta el momento, intentar efectuar un emprendimiento en el país.

La nueva ley moderniza y estandariza los procesos de más de 380 autorizaciones sectoriales y coordina a 37 organismos públicos pertenecientes a 12 ministerios, eliminando duplicidades y arbitrariedades.

Es de esperar que ahora, el Estado esté a la altura de quienes quieren contribuir al desarrollo de Chile y no se generen nuevos problemas a la hora de invertir. La burocracia debe quedar desterrada si lo que queremos es avanzar a una prosperidad que últimamente nos ha sido esquiva , en parte, por que se han privilegiado aspectos respetables, más no fuundamentales, a la hora de avanzar en la dirección que nos conduce al éxito como país.

Como todo, la nueva norma tendrá cosas favorables, pero pueda también abrir el espacio a inescrupulosos que deben ser sacado rápidamente de circulación. Atender dicho aspecto con un Complianece efectivo es parte importante de los avances que esta nueva ley trae consigo.

Es hora de actuar y avanzar con decisión y fuerza para que la inversión sea nuevamente la fie compañera del desarrollo y el bienestar de Chile.